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We are what we eat

Por Bruno Rico Gómez.

¿Quién no ha escuchado esa famosa frase? Hasta parece que se burlan de las personas que no comen saludable, pero, a mí me gusta verle de otra manera a esa famosa frase.

Aquella persona que sepa 100% los ingredientes de lo que come día a día puede mandarme un mensaje y corregirme, no pasara, pues con la calidad de vida así como la velocidad en la que estamos enfrascados día tras día consumimos lo primero que veamos o lo que tarde menos en su preparación.

Y es que deseo enfrascarme en esta discusión pues México es el país #1 en sobrepeso, según la FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations) el 73% de la sociedad mexicana tiene sobrepeso. Es realmente aterrador que las principales muertes en México se deban a enfermedades cardiacas provocadas por el sobrepeso, no solo en los adultos, sino que en los niños también.

Pero bueno, al grano, uno de los principales catalizadores de esta crisis es el azúcar, ese dulce elixir que tiene tantas presentaciones como elementos tiene la tabla de elementos, está en polvo, melaza, jugos, leches, refrescos, frutas, jarabes, etc…

Pero no todas son malas, las azucares naturales y controladas son en efecto procesables por el cuerpo humanos pero las azucares industriales son altamente dañinas para el cuerpo humano pues este no sabe cómo deshacerse de un compuesto tan complicado; Una manera de verlo es con la contaminación de la naturaleza, el cuerpo humano es el medio ambiente y el azúcar son los plásticos, puesto que en la naturaleza no existen polímeros tan complejos como el PET o unicel este no se degrada de la misma manera que una resina vegetal.

Y apuesto que se preguntan “¿Por qué Bruno está hablando de salud cuando estamos en la columna de innovación y tecnología?”

Todo lo que venga empaquetado, enlatado, embotellado, o sellado tiene que ver con industria ya sea una pequeña, mediana o grande empresa. ¿Pero como nos puede afectar que una empresa nos facilite la vida al empaquetarnos todo lo necesario para nuestra vida diaria? Lamentablemente nos afecta, y mucho.

Platicando con un tío residente de Texas, mientras le ayudaba a cocinar la cena de año nuevo, me menciono que le sorprende el color de los pollos a lo que yo pregunte qué a que se debía su reacción y me menciono que en EEUU los pollos son blancos…

Como hombre de ciencia hice mi investigación tanto local como en internet y los resultados me dejaron shockeado aunque realmente esperaba algo así.

Resulta que en la mayoría de los casos las mismas empresas indican que se debe a que son de otra raza o a que en su dieta se les da flor de cempaxúchitl y por eso agarran el famoso color, pero, eso solo aparece en algunas páginas de empresas polleras. Más es bien sabido que el color amarillo tan marcado en algunos pollos puede deberse a químicos transgénicos que alteran el crecimiento de estos, esto ayuda reduciendo el tiempo de espera entre el nacimiento del polluelo hasta el momento del sacrificio de este.

Por otro lado en la investigación local la gente de mi colonia y familiares me dijeron que procurara no comer las alas de los pollos pues ahí es donde supuestamente las suministran los químicos.

Ahora, otro gran problema es la comida chatarra, esa que tratan y tratan de regular pero que el gobierno nada mas no puede. No logro entender como la gente come algo que literalmente observan en los mercados y saben que es plástico.

¡Ay! Esas grasas caray, por mala costumbre el mexicano cocina con tanta grasa como nos sea posible, tan solo las carnitas que se hacen en un caso lleno de manteca de cerdo derretida, o como el mole que normalmente se diluye en caldo de pollo o res que también suele tener mucha grasa.

Y ahora las opciones “orgánicas”, tampoco se escapan, tan caras que parece que se come en un restaurante de Polanco o de Sta. Fe y que debido a la falta de conservadores tienen que consumirse dentro de los primeros 3 días o desecharse pues el proceso de putrefacción es sumamente rápido.

Nunca les diré que comer, pues no soy nutriólogo, ni les diré que ejercicios hacer pues tampoco soy instructor pero lo que si les diré es que vayan al médico y que con todos los avances tecnológicos que tienen los doctores a la mano ayudemos a bajar ese 73%, háganlo por ustedes y por su salud.

También que no es mala idea que en su tiempo libre intenten poner un pequeño cultivo dentro de su casa y así puedan darse cuenta que diferencia hay cuando uno consume propio, y si no pueden tener un cultivo al menos consuman local ya sea de un tianguis cercano o de un mercadito, créanme que ayudan muchísimo a las familias mexicanas.

Y por lo que más quieran, eviten darles cosas tan dulces a los niños del hogar, es horribles ver los casos de los niños con excesos de calcio en los riñones por tomar tantas “lechitas”

“Para un entusiasta de la alimentación natural, la gran amenaza mundial consiste en los transgénicos. Estos alimentos nuevos conjugan todos los males esperables: los producen grandes multinacionales, contaminan el medio ambiente, atacan a la biodiversidad y su consumo es perjudicial para la salud humana.” (2011), J. M. Mulet.

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