Vivir la bifobia
Por Ankaret Alfaro
Jamás me sentido parte del movimiento LGBT, nunca he encontrado sostén en él, ni me ha hecho sentir acuerpada y toda mi vida he sufrido de ataques y agresiones bifóbicas. Empezaron desde el instante mismo en el que decidí contarle a mi mamá y papá que también me gustan las mujeres, 12 años tenía. Claro que seguro pensaron durante mucho tiempo que sólo era una confusión o una etapa, pues siempre habían estado segures que sólo me atraían los hombres, así que decidieron ignorarlo durante años e implícitamente no permitieron que lo dijera a alguien más de la familia, y aún sabiendo esto, hacen comentarios homofóbicos en mi presencia. Después por parte de mis compañeres de la secundaria, claro que no es de extrañarse que en la etapa de la secundaria lamentablemente se sufra de múltiples abusos por prácticamente cualquier cosa por lo que no podía ni mencionar que me gustaban las chicas, pues dirían que seguro sólo estaba intentando llamar la atención. Y después mujeres lesbianas que fui conociendo en la prepa y universidad han tratado de convencerme de que mi gusto por los hombres es realidad falso (¿). Y así, replicando su heteronorma, buscan encasillarme únicamente como lesbiana o heterosexual.
Mis parejas masculinas siempre han querido aprovecharse de mi orientación para satisfacer sus fantasías, porque así nos tratan, como mero objeto de satisfacción masculina, no como personas que puedan realmente vincularse sexual o afectivamente con hombres o mujeres, y es que la imagen que se ha reproducido sobre todo de mujeres bisexualas, es sumamente hipersexualizada: como mujeres etiquetadas de precoces únicamente capaces de vincularse sexualmente con cualquiera sin importar su sexo y nada más.
Por otro lado, personalmente he limitado mis vínculos con mujeres hasta hace unos años desde el miedo, desde el “closet”, desde juicios a mi misma y cuestionamientos con los que la sociedad me asfixia desde sus discursos heteronormados y bifóbicos, como preguntarme constantemente si en realidad mi atracción a los hombres es mera heterosexualidad impuesta cuando sé perfecto que no lo es. Y no dudo que muchas otras mujeres, gracias a este tipo de cuestionamientos se hayan orillado a encasillarse como mujeres lesbianas, por miedo a ser juzgadas y tachadas de heteronormadas. También duele mucho que dentro de espacios feministas se te tache de estarle dando entrada al patriarcado por preferir como pareja a un hombre (no funciona así), y no es nada más que un discurso bifóbico. Incluso saliendo con mujeres lesbianas, que me han herido cuestionando si no termino de salir del closet aun, o que me rechazan porque piensan que sólo estoy siendo curiosa y no me creen capaz de entablar algo serio con otras mujeres.
La bisexualidad no es una etapa antes de salir totalmente del closet, ni es de gente precoz, viciosa o curiosa, las personas bisexuales podemos vincularnos sexual o afectivamente con ambos sexos por igual, O NO, podemos vincularnos sexualmente pero no afectivamente con uno, o al revés, y seguimos siendo bisexuales.
El rechazo ha sido cansado, y los discursos bifóbicos disfrazados de cuestionamientos políticos dentro de las espacias feministas son pésimos; efectivamente, es algo que debe discutirse, pero siempre repito que las discusiones deben venir desde la empatía y con el objetivo de configurar y completar saberes.
