Una noticia mal contada…
Por Rodrigo Chávez
Calle 13 cantaba hace casi 10 años que una noticia mal contada es un asalto a mano armada. La infodemia y el falseo de información que puede ir desde la descontextualización de un hecho hasta el falseamiento de sucesos produce una serie de reacciones negativas que a veces es imposible de frenar.
Tras el paso del huracán Otis por la costa de Guerrero, en específico en Acapulco, muchos de los comunicadores del viejo régimen y de los políticos de oposición comenzaron a babear desesperados de que la destrucción fuera total pues de esta manera podrían ir a la carga contra el presidente.
Usando el dolor del pueblo guerrerense Carlos Loret de Mola fue uno de los primeros en esparcir noticias falsas al asegurar que el huracán se pudo prevenir pero que el gobierno federal decidió de manera deliberada no prevenir a la población. Esta afirmación fue desmentida por el propio centro estadounidense de huracanes que aseguró que Otis creció de manera acelerada sorprendiendo al propio centro.
Otra de las voces más estridentes durante las primeras horas del incidente fue la vieja amiga de este espacio, Denise Dresser. La doctora aseguró que no existía un fondo de reconstrucción, que las fuerzas armadas no estaban ayudando a Acapulco, que no existía información y que el presidente se había desaparecido.
En un segundo momento, la doctora, asestó de manera más calmada pero más incisivo que el gobierno federal y el de Guerrero debieron prever y estar preparados para un fenómeno que ella misma admite sin precedentes para terminar el tuit sentenciando que la 4T ha desprofecionalizado el servicio público o lo que es lo mismo ‘ya cualquiera se hace político’.
La narrativa, que no verdad, de estas personas me suele pasar por alto; principalmente porque conozco su actuar y puedo deducir sus trampas retóricas y discursivas pero navegando en mis redes sociales una persona que conozco compartió una foto de un programa de Loret.
Esta foto estaba acompañada de la leyenda ‘Vean el episodio, es increíble que AMLO no haga nada por Acapulco, esto es un desastre’. Curioso o no, fue el mismo día que en Twitter comenzaron los perfiles opositores a llamar a no donar a los damnificados. Lo que vino a comprobar que sí, una noticia mal contada es un asalto a mano armada.
Por un lado la prensa corporativista señala un abandono a Acapulco, una insuficiencia estatal y una indolencia del presidente, esa narrativa es necesaria para intentar posicionar su agenda y sus perfiles; sin embargo ante la respuesta del estado y de los miembros del gabinete se viene un desmantelamiento de esa narrativa. El llamado a no votar puede retrasar el tiempo de respuesta y alargar la vida de la narrativa.
Es perverso creer que esa estrategia de comunicación y de política se hayan orquestado pero cuando descubrimos a periodistas de medios corporativos compartiendo fake news y cuando los medios hegemónicos despliegan a su primer equipo en sitio es imposible no ver este hilo conductor.
No se trata de que te caiga bien tal o cual personaje político, se trata de no comerte a ciegas la idea que los medios de comunicación te venden de él. Cuidado con los sicarios de la información.
