Su alteza, tome su lugar
Por Rodrigo Chávez
Con el respeto que me merece su excelencia Cayetana, me tomo el atrevimiento de escribir estas líneas.
Esta carta la dirijo a usted desde ámbito público con el deseo de que llegue a vuestros venerables ojos y/o oídos.
Al igual que en el pasado usted ha venido a suelo mexicano a recomendarnos, desde su siempre privilegiada posición, a las juventudes mexicanas que seamos responsables con la libertad y la democracia. Igual que su legado de virreyes recomendaban a los indios ser cuidadosos de no ultrajar la autonomía novohispana.
Cómo imagina su excelencia, soy un joven mexicano que con fulgor y pasión escribe para usted sus pobres líneas; quisiera invitarla a tomar su lugar en la historia de esta patria mía.
Quisiera, desde lo más profundo de mi corazón, decirle a vuestra Merced que no tiene de que preocuparse; después de 200 años de habernos liberado de ciertas castas parasitarias que usaron esta tierra para su beneplácito mi patria ha conseguido transitar con éxito su libertad.
Usted pudo, sin ningún inconveniente advertir de un narco estado en el año 2006, cuando gobernó esta tierra -de mala gana y con mucha sangre de por medio- Felipe Calderón, amigo de Aznar y según entiendo, amigo suyo. Pudo haberse preocupado por la democracia en esta tierra cuando el mismo personaje cometió un fraude.
No es que usted no tuviera edad suficiente para emitir posición, alteza. Es que a usted ese tipo de riesgos democráticos le sentaron de maravilla; principalmente porque la empresa española Iberdrola pudo saquear a sus anchas el sector energético nacional.
Su preocupación, marquesa, no solo me parece hilarante en este tiempo; me preocupa con creces su intención de salvaguardar una corona que le queda tan lejana y tan ajena.
Entiendo, desde luego, que su intención en la candidata Xochitl responde a un interés de preservar a los indios en estado puro como parte de las castas reales en contraposición a la tiránica idea de una liberación total de esta tierra que, implícita o explícitamente, siente suya por herencia.
Déjeme explicarle, con la misma energía y respeto, Marquesa Cayetana que México no es más terreno de conquista y que sus juventudes desde la época de Hidalgo y Morelos y hasta la fecha estamos dispuestos a expulsar a aquellos que nos sienten irresponsables para llevar el pulso de nuestras propias vidas y el rumbo de nuestra nación.
No me sorprende la invitación que se le hizo de parte de las oligarquías locales y de los conservadores; como no debió sorprender a Juárez o a Lerdo de Tejada la invitación del bando conservador a Maximiliano de Habsburgo en su momento. Me sorprende; sin embargo, que la corona española no hubiese aprendido la lección en ese entonces.
La invitó pues, su excelencia, a tomar su lugar en la historia de México, el lugar del exilio y de la distancia con mi patria, el lugar del basurero junto con su corona y su colonialismo. Le invitó también a conocer el estado de Querétaro sobre el que reposa una bella montaña conocida como ‘Cerro de las campanas’ quizá ahí, rodeada de la naturaleza y los paisajes mexicanos consiga meditar sobre su papel en estás tierras.
Sin otro particular; queda de usted Rodrigo Chávez, comunista, republicano y defensor de la soberanía nacional y de la Cuarta Transformación.
