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Si se hunde, saca lo que puedas

Por Rodrigo Chávez

 

La carrera presidencial ha sido (para muchos) una decepción pues esperaban una contienda que pese a iniciar dispareja se pudiera cerrar a estas alturas. El supuesto carisma y espontaneidad de Xóchitl Gálvez prometía, para la oposición, un perfil que consiguiera conectar con el pueblo sin la necesidad de formalismos estrictos y muy por fuera de los límites de la política que había caracterizado en el pasado al PAN y al PRI.

 

La configuración del perfil de Xóchitl Gálvez fue una construcción emanada de la desesperación y el clasismo; ¿cómo fue posible que un tipo que habla lento, que no es serio y que no tiene las formas adecuadas haya ganado la presidencia en el 18? Fue posiblemente la pregunta que se ciñó en la mesa de alianza Va x México cuando intentaban decidir quién sería la abanderada presidencial.

 

El nulo entendimiento del denominado fenómeno AMLO produjo que el sesgo clasista declinara en favor de lo que creyeron el producto perfecto para el votante de Morena; una candidata ocurrente en las formas pero dócil en el fondo para poder cumplir con los compromisos políticos e ideológicos que le son impuestos desde la dirigencia partidista y empresarial de la alianza.

 

Con lo que no contó la cúpula empresarial del Frente Amplio fue con la ruindad de Alito Moreno y de Marko Cortés no sólo para inscribirse primeros en las listas de plurinominales de sus respectivos partidos sino para acotar el flujo de dinero a la candidata presidencial y dejarla a su suerte no solo en lo financiero sino en lo político y, quizá también, en lo personal.

 

La estrategia de campaña de Xóchitl Gálvez pasó de tratar de mostrarse fresca ante el electorado a literalmente tratar de convertir a la candidata en un meme. Tratando de imitar el fenómeno mediático que representó Javier Milei para los argentinos con el uso de redes sociales el equipo de comunicación y campaña de Gálvez ha optado por hacerla viral aún si es a costillas de ella misma y no de alguna acción concreta.

 

Del mismo modo el abandono de la candidata a su suerte ha producido que Xóchitl no tenga una estructura narrativa sólida ni un eje de pensamiento definido permitiendo entrar únicamente en un juego de ataque descuidado a Claudia Sheinbaum mientras al mismo tiempo se contradice de manera recurrente robando propuestas de Morena.

 

Xóchitl puede un día salir a decir que la pobreza en México es producto del mal gobierno y pocas oportunidades presentadas por este y al otro decir que si no tienes casa propia a los 60 años es porque ‘eres bien wey’. Xóchitl no concilia su discurso de preocupación por las mayorías con sus ataques clasistas a Claudia Sheinbaum y su equipo de campaña, de asesores y de comunicación parecen estar actuando bajo la máxima de que si el barco se hundo lo único coherente es sacar todo lo que se pueda.

 

Un equipo que se sabe derrotado, sin herramientas y sin futuro rodea a Xóchitl Gálvez, un equipo que está buscando llevarse la mayor cantidad de dinero a costa de, quizá, acabar con la carrera política de la panista sin ningún remordimiento; como parásitos están desangrando a Gálvez.

 

La preocupación por la candidata del PAN no surge de una simpatía con ella sino de una preocupación democrática; como he escrito en el pasado los buenos gobiernos requieren de buenas oposiciones; oposiciones que puedan construir, criticar y proponer más allá de sus propias narices y no la oposición ciega y necia que hoy tenemos.

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