Seis años caminando con las tortugas
Por Ángel Estrada
2014 luce muy lejano ya. Han pasado 2192 días desde que el fuego cayó en la tierra de las tortugas, dispersándolas y perdiéndolas entre las sombras y las sirenas.
Son 6 años, en los cuales 43 corazones se multiplicaron por miles, y 43 familias encontraron que tenían un hogar y un refugio en cada localidad del país, donde la bandera que demanda justicia ondea fuerte en los balcones día tras día, aún en los días sin viento. Julio César Mondragón testificó con su rostro aquel 26 de septiembre. Le arrebataron los ojos, y olvidaron que la justicia es ciega, pero implacable. A seis años de Ayotzinapa, la torre edificada por el estado mexicano con mentiras y falsedades se está derrumbando. La única verdad, como manifiesta Encinas, es que no hay verdad.
Los estudiantes en su totalidad no fueron llevados al basurero de Cocula, y tampoco fueron incinerados, ni sus restos tirados al río. El reciente hallazgo e identificación de uno de ellos, en una zona bastante alejada del basurero de Murillo Karam, demuestra que los 43 estudiantes no estuvieron juntos esa noche, sino que probablemente estaban divididos en varios grupos y llevados a diferentes destinos.
Peña Nieto y su administración deslindaron al ejército de toda participación aquella noche, pero su participación en los hechos era un secreto a voces, y todas las señales apuntaban a ese camino: hay un cuartel militar en Iguala, y un despliegue importante de cuerpos militares por toda la región. Es impensable e ilógico que las policías municipal y federal actuaran sin que el ejército, por mínimo, tuviera conocimiento. Y más aún cuando un grupo criminal como Guerreros Unidos estaba totalmente involucrado.
Recientemente se dio a conocer que 24 militares están siendo investigados por su presunta participación en la desaparición de los estudiantes, pues se ha comprobado que desde las 5 de la tarde del 26 de septiembre y hasta las 9 de la mañana del 27, tuvieron actividades relacionadas a toma de fotografías y rondines inusuales.
Tomás Zerón, ex titular de la Agencia de Investigación Criminal, acusado de desaparición forzada y tortura, y de quien se reveló un vídeo cometiendo tortura a un presunto implicado en el caso, hoy está prófugo, con órdenes de aprehensión y buscado por la Interpol. Su detención es clave en las indagatorias sobre la noche de Iguala, al igual que lo será la detención de ministerios públicos y funcionarios de alto nivel señalados.
Respecto a las indagatorias, los padres de familia han agradecido la disposición del presidente Andrés Manuel y de la Secretaria de Gobernación de trabajar en el caso, pero piden que éstas se apresuren, pues a seis años sigue conociéndose muy poco sobre lo que verdaderamente ocurrió. El presidente y su gobierno tienen un reto enorme por delante, y deberán cumplir con su palabra de avanzar a toda velocidad para conocer la verdad, porque el Estado fue quien perpetró la serie de violaciones a los derechos humanos de los estudiantes y sus familiares, y el Estado debe hacerse plenamente responsable de esclarecer, reparar y garantizar que no se repetirán hechos como este. Si AMLO falla, entonces se perpetuará la impunidad, y no habrá logrado su cometido de terminar con ella. Si no se llega a construir un camino que realmente conduzca a la verdad en este caso, la 4T simplemente será un discurso vacío.
Hace seis años arrebataron los sueños y anhelos de 43 jóvenes estudiantes. Se necesita un corazón vacío y unas entrañas cargadas de odio para quitarle la esperanza a un país que de por sí carece de ella.
A seis años es importante no olvidar, e insistir en que ni aquí ni en ningún lugar del mundo es normal ni tolerable cometer crímenes tan atroces sin que haya consecuencias.
Ayotzinapa vive, y lo hace porque las tortugas que sobrevivieron llevaron un clamor poderoso a cada rincón del mundo: ¡Vivos se los llevaron, y vivos los queremos!
Y que nadie lo olvide, #NosFaltan43 y muchos miles más.
