Nosotras
Elsa Guadalupe Flores Hernández
Hablemos de nosotras, de las que escuchamos la sirena de la patrulla toda la noche fuera de la ventana pues han disparado un cartucho entero cerca, de las que para llegar a casa tenemos que pasar a lado de un grupo de hombres que no perderán la oportunidad de gritarnos, acosarnos, seguirnos y violarnos. Y por eso caminamos tratando de ignorarlos, corriendo con las llaves como arma. Nosotras, las que en la primera vez que nos ¨metieron mano¨ en el transporte público se nos congelo el corazón. Hablemos de nosotras, que nuestra existencia es gracias a la resistencia que vive en el pecho de cada una.
Las que a travesamos la ciudad para poder llegar a una escuela dónde tenemos que luchar por ser oídas. Hablemos de cómo es ser mujer y rogamos por regresar vivas a casa. Las que compramos ropa de segunda, del mercado o reutilizamos la de nuestras hermanas. De las que ayudamos a nuestras mamás al aseo de la casa, con la comida o con la crianza de nuestros hermanos menores.
Las que fuimos abusadas sexualmente, las locas, las inestables, las que no reconocemos la realidad, las medicadas que no sabemos cómo seguir viviendo después de un ataque de pánico o porque tenemos miedo de un episodio de ansiedad frente a todos, porque esas ideas suicidas no se van de la mente y lloramos más de lo que quisiéramos. Hablemos de nosotras, porque seguimos siendo dueñas de nosotras mismas.

Las que nos embarazamos a temprana edad y ahora somos madres solteras, las golpeadas, las obligadas a parir, las trabajadoras de medio tiempo, las madres de tiempo completo. Las que sin ellas esta realidad no existiría.
Hablemos de nosotras, las indígenas, las negras, las blancas, las criollas, las de con vitíligo, las que tenemos alguna ets, las que fumamos mariguana o nos gusta bajarnos la peda con unas líneas de coca, las que leemos en pdf hasta el amanecer, las que vamos a una biblioteca hacer tarea porque en casa no se puede. Nosotras las que rompemos con el estereotipo de mujer ideal, porque somos una mujer real.
Hablemos de nosotras, mujeres, porque si no lo hacemos ahora ¿qué sucederá cuando muéranos y no sepan de nuestra existencia? De cómo nos encapuchamos en cada marcha para salir a gritar con todas y corremos cuando a alguna le avientan algo hiriéndola, de cómo metemos las manos por las que la tira se la quieren llevar, hablemos de las madres de nuestras desaparecidas que hacen plantones enteros preguntando dónde están sus hijas nuestras hermanas, de cómo también existe una lucha institucional contra este sistema patriarcal podrido que nos quiere hundir en su lodo.
Hablemos de nuestros cuerpos creadores de vida y los pelos que se asoman de las axilas pues llevamos días sin depilarnos y no pensamos volverlo hacer, de los malestares que nos causan los métodos anticonceptivos y como notamos el cuerpo hincharse poco a poco antes de menstruar. Hablemos de esas estrías que tenemos y nos apena mostrar.
Hablemos de las ojeras que en ocasiones son reflejo del cansancio mental que tenemos porque hay un coro resonando con el segundero del reloj dentro de nuestra mente. Y pensamos tanto pero hablamos poco intentando racionalizar todo lo que sucede, minimizando en ocasiones nuestros sentires, saberes y pensares.
Hablemos transformando las palabras para bajar por sus curvaturas y caer sobre el punto final de los privilegios porque nuestra Historia es con mayúscula y nunca se terminara de escribir, clamar, gritar, llorar y reír.
