No es un chiste, es apología
Por Ankaret Alfaro
“Mezcal tus nalguitas serán mías” las nalgas de una chica al fondo y la descripción en Instagram “Avisada estás”; da miedo que a tus supuestes amigues les parezca gracioso en el contexto que vive nuestro país: 10.3 feminicidios ocurren al día y según datos de la UNICEF, en el año 2018, 40 mil 303 mujeres fueron victimas de violación, y 19.2 millones en algún momento han sufrido acoso o abuso sexual y, en ese sentido, datos del 2019 apuntan que una mujer es violada cada 18 segundos; también datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en el 2019, más de 6 millones de mujeres y niñas fueron víctimas de abuso sexual. Vivimos en un contexto en el que la gran mayoría de las mujeres hemos sufrido acoso, abuso o violencia sexual en alguna fiesta, en donde tenemos que cuidar nuestra bebida porque corremos el riesgo de ser drogadas, o donde directamente nos venden la bebida adulterada porque “nos echan el ojo”, en donde está tan normalizada la violación que siguen poniendo en duda que lo sea cuando la chica está inconsciente y no puede dar su consentimiento y además, la mayoría de denuncias quedan impunes y nos revicitimizan en el proceso.
¿Por qué nos daría risa algo que en realidad nos hace sentir terror? Esto es sólo un ejemplo, se hizo viral gracias a la lamentable fama de ese personaje “Luisito Comunica”, pero tan sólo en mayo de este año sucedió algo similar con Johnny Escutia, denunciado por hacer apología de la violencia contra las mujeres en sus canciones en las que alababa y apoyaba las violaciones, los feminicidios y la pedofilia.
Dejemos clara la definición de algo fundamental: Apología, que refiere al discurso en el que se manifiesta apoyo o defensa a una situación, persona o cosa determinada; de esta manera, cuando nosotras hablamos de la apología de la violencia contra las mujeres, nos referimos a todas las expresiones que alaben, defiendan, justifiquen o promuevan las violencias que vivimos las mujeres. En ese sentido, nos encontramos con una foto que muestra un clarísimo ejemplo de lo que sería apología de la violación; que pretendiendo ser un “chiste”, no sólo promueve sino normaliza la cultura de la violación y justifica en el supuesto chiste el acto de emborrachar a una persona y aprovecharse de ello para violarla. No es un tema al que debamos restarle importancia, es un delito que configura en legislaciones nacionales e internacionales, la normalización de estos actos acentúa patrones patriarcales que banalizan, invisibilizan y justifican las situaciones que promueven, además no debemos permitir que se haga un chiste de nuestro miedo y de nuestras terribles experiencias de abuso.
Por otro lado, también leí a aquellos que, en su intento de defender a aquel machito, decían que por qué escuchábamos reggaetón entonces si, efectivamente, varies artistas también han hecho apología de la violación en sus canciones. (¿Cómo es que resulta que sí entienden a lo que nos referimos sólo cuando se trata de revictimizarnos y culparnos a nosotras mismas de ser violentadas y abusadas?) Bueno, resulta que ese género no es el único culpable, y si se refieren a las letras de sexo explícito, eso no es lo que está mal, como una compañera publicó en su perfil de Facebook: “Quiero que me mamen el culo (consensuadamente), no que me emborrachen para violarme, ¿entienden la diferencia?” Y es que hay que volver a poner el tema del consentimiento sobre la mesa: “No sé” es no, “no estoy segura” es no, cualquier otra respuesta que no sea SI, es no. Si la tienes que emborrachar para que se acueste contigo porque de otro modo no lo haría, la estás violando. Las relaciones sexuales sin consentimiento no existen, se llaman violaciones, no las promovamos, justifiquemos ni defendamos; cero tolerancia a quienes hagan apología de la violencia contra las mujeres y aporten a la cultura de la violación.
