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Navidad para la 4T

Por Rodrigo Chávez

Esta semana ha sido clave para la llamada cuarta transformación y parece ser una de esas semanas en las que uno puede recobrar un poco la esperanza en las instituciones y el gobierno, y en la que puede recordar por qué votó por un cambio; y es que en verdad ha sido una de las semanas con más noticias impactantes en los últimos años, tanto desde un punto simbólico y meramente teórico como desde un punto práctico, empírico y humano. Pero, tenemos que ir poco a poco para poder desenredar este nudo de noticias.​

Comencemos pues, recordando el caso Odebrecht, un caso global de una contratista brasileña inmersa en casi todos los países de Latinoamérica. Esta empresa conseguía contratos para macro obras financiadas por el estado, sobornando a altos cargos gubernamentales o en algunos casos extorsionándolos. Este caso fue investigado por el departamento de Estado de los Estados Unidos y conforme avanzaban las investigaciones el monstruo de corrupción se hacía cada vez más grande. En Brasil, el ex presidente lula Da Silva fue condenado a 9 años de prisión por sus nexos con la empresa; hoy Lula pudo demostrar su inocencia, pero el caso Odebrecht es sin duda algo que va a perseguirlo siempre.

En Perú, Pedro Pablo Kuczynski fue destituido de su cargo presidencial al encontrarle culpable de haber participado en actos de corrupción a favor de la empresa Brasileña; en Panamá, Odebrecht financiaba campañas como la de Ricardo Martinelli, y en Argentina fue señalado el ex presidente Mauricio Macri, y por supuesto, como era tradición en las más altas esferas del poder mexicano, el gobierno de Enrique Peña Nieto recibió financiamiento por parte de la empresa Odebrecht a través de la paraestatal más grande de este país, PEMEX. Emilio lozoya era el encargado de presidir y dirigir la paraestatal, y a la más vieja usanza priísta decidió, por órdenes de Enrique Peña Nieto, no solo recibir el soborno de Odebrecht sino pactar una serie de licitaciones ilegales tanto para beneficio personal como para beneficio del Partido Revolucionario Institucional. Las campañas de las elecciones del 2015 del PRI fueron financiadas total o parcialmente por Odebrecht. Al realizarse investigaciones de ONG’s y asociaciones civiles descubrimos que Odebrecht no llegó a México en 2012, sino que llevaba muchos años financiando campañas electorales para los dos partidos hegemónicos; fue así como descubrimos que Emilio Lozoya no tuvo un primer acercamiento como director de PEMEX sino como encargado de enlace internacional en la campaña de 2012, en favor de Enrique Peña Nieto, una elección comprada con dinero de una red internacional de corrupción. Después de que esto saliera a la luz, Emilio Lozoya renunció a su cargo y se fugó a España antes de poder ser juzgado en México pero, dado a que el caso odebrecht era de escala mundial fue detenido en el país europeo en enero de este año. Esta semana, Emilio Lozoya ha decidido aceptar la extradición para ser juzgado en México, y esto queridxs lectores, es algo sin duda bueno: si Emilio decide declarar en contra de los involucrados en los actos de corrupción, como Enrique Peña Nieto y todos los jefes que estaban enterados y fueron beneficiados por este caso, podríamos ver por primera vez a alguien que ocupase un puesto importante enfrentar la justicia.

Por si esto no fuera poco para Enrique, la noticia de la extradición de Lozoya no es lo que más debería preocuparle, o no por ahora. Hace dos días la comisión especial para la justicia en el caso de Ayotzinapa presentó sus primeros y muy relevantes avances, después de año y medio de su creación y de que muchas personas en redes sociales gozarán de que no hubiera aún resultados claros, esta semana pudimos ser testigxs de una de las noticias más duras pero más apropiadas para los tiempos que vivimos: el 7 de julio se hizo pública la noticia de que la Universidad de Insbruk, en Austria, había podido identificar los restos de Alfonso Rodríguez Telumbre, uno de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, víctimas de desaparición forzada y asesinados por el Estado en sus tres órdenes de Gobierno en 2014. Los restos de Alfonso fueron encontrados en la barranca de la Carnicería, en el municipio de Cocula. Este hecho no solo nos demuestra un avance en la búsqueda de justicia sino que desnuda la mal llamada “verdad histórica” de Murillo Karam y el gobierno de Enrique Peña Nieto. En dicha versión se había anunciado que los estudiantes habían sido quemados en el tiradero de Cocula, no obstante el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, asignado por la ONU para el caso Ayotzinapa, siempre manejó la imposibilidad de esta teoría y denunció la obstaculización en la investigación por parte del Estado. Hoy, Alfonso, desde su dolorosa muerte nos enseña que el grupo internacional tenía razón: a él y a sus compañeros no los quemaron en un basurero como el procurador quiso hacernos creer. El caso Ayotzinapa es una herida abierta para todxs, un gobierno que fue capaz de desaparecer y asesinar a 43 Estudiantes, que fue capaz de mentir deliberadamente y obstaculizar las investigaciones y un presidente que cínicamente nos pidió “dejar el tema en el pasado y avanzar” es algo que no solo enoja, duele recordar. El sexenio peñanietista es eso, es una herida abierta para el pueblo, es mofa de quienes se beneficiaron, pero esta semana supimos que Alfonso nos marca un nuevo camino, un camino a la justicia, un camino en el que el hampa que fue capaz de hacerte esto compañero, no va a quedar impune.

Otra de las lucecitas en el árbol de esta navidad en julio para la 4T ocurrió apenas ayer, pues mientras Andrés se reúne con Trump en Washington, en Florida era detenido, por fin, el ex gobernador de Chihuahua, César Duarte, acusado en México de peculado, corrupción, lavado de dinero y nexos con el crimen organizado. El ex mandatario decidió, al igual que Javier Duarte, huir del país antes de terminar su mandato, desde 2017 Duarte (César) estaba prófugo de la justicia y era buscado por la interpol; se le acuña haber desviado del erario mil 230 millones de pesos, la anterior administración federal intentó proteger a César Duarte retrasando las peticiones para la emisión de búsqueda internacional. Javier Corral, su sucesor como gobernador, increpó de manera insistente a la administración de Peña hasta que se tuvo que emitir la ficha roja. La detención de César Duarte debe ser motivo de alegría por múltiples razones, entre ellas por la traición que conlleva robarle al pueblo MIL 230 MILLONES DE PESOS. Resulta inevitable recordar a Peña cuando en 2012 pidió un voto de confianza al “Nuevo PRI” prometiendo que los robos multimillonarios eran cosa del pasado. Con Javier Duarte preso, Rodrigo Borge preso, César Duarte preso, Emilio Lozoya extraditado y Murillo Karam en un terreno muy fangoso parece que por fin el cártel más peligroso en la vida nacional está cerca de ser desmantelado.

El periodo criminal de Enrique y sus amigos parece no tener un final muy feliz, espero que sea cuestión de tiempo ligar a Peña a todos estos casos y obtener justicia por las víctimas de Atenco, de Acteal; Tlatlaya, Ayotzinapa y de todos los casos en los que el poder fue usado para beneficio de unos pocos pasando por encima de quienes menos tienen.

Casi por último, durante la visita de Andrés Manuel, un reportero le preguntó al embajador de EEUU en México qué había sucedido con la solicitud emitida por el gobierno federal para obtener los documentos del operativo “rápido y furioso”, un operativo en el que Obama y Calderón cruzaron armas de alto calibre por la frontera mexicana para seguirles la pista y “desmantelar cárteles de las drogas”, un plan que por supuesto no funcionó. Calderón le entregó las armas a sus amigos en Sinaloa y las armas se perdieron, por supuesto que el ex presidente mexicano niega haber hecho algún operativo de ese tipo pero el gobierno de los Estados Unidos guardó una copia de dicho plan. Calderón lleva meses tratando de volver a la vida política, pero con Genaro garcía Luna preso por nexos con el narcotráfico y los documentos de este operativo podría estar más cerca de la vida carcelaria que de la vida pública nacional.

Ya por último, en el ápice de esta navidad tan intensa, Andrés Manuel abandonó por primera vez el país; el presidente mexicano viajó a Washington en el marco de la firma del T-MEC y por supuesto que esta decisión causó controversia, la oposición trató de denostar el viaje desde su pleno clasicismo al asegurar que Andrés iba porque “su patrón le llamó” como si eso de algún modo fuera positivo. Javier Lozano dijo que sería vergonzoso que el presidente usara guayabera y que solo le faltaría el “penacho”, como si un símbolo de poder prehispánico de algún modo fuera denigrante; o Javier necesita unas clases de historia o simplemente odia a México, su raíz originaria y lo que representa la simbología de los pueblos.

Durante la reunión, Andrés dió un discurso elevado en contenido y contexto pues a pesar de que en la última parte se le nota un poco complaciente con su igual estadounidense durante el mismo discurso, utiliza a Juárez como símbolo no solo de su gobierno sino como muestra de la relación bilateral que han tenido las dos naciones desde tiempos muy antiguos. Citó cuando Juárez lamentó la muerte de Abraham Lincoln después de haber visitado ambas estatuas y en un giro bastante peculiar decidió recordar al general Lázaro Cárdenas. Andrés habló abiertamente de un socialista declarado, un impulsor de la revolución cubana y se atrevió incluso a decir que las expropiaciones son benéficas para el pueblo.

Los críticos más reacios de Andrés argumentaron durante la campaña y al inicio de su presidencia que les daría bastante pena que Andrés viajara a otro país, pues no sabe hablar inglés. Hoy vimos un presidente mexicano hacer valer su estatus de diplomático invitado, no abandonó el español ni intentó quedar bien con el presidente estadounidense intentando hablar su idioma, el idioma, como muchas otras cosas nos identifica, renunciar a él ante la presencia de alguien es doblegarse, Andrés no lo hizo.

Sin duda esta semana ha sido de bastantes noticias muy grandes, como dije al inicio, es una de esas semanas que te permiten pensar en una transformación, en un cambio, ver a las personas en Washington respaldar al gobierno mexicano fue algo impactante, ningún gobierno pasado tuvo bases populares y de verdad espero que todas las personas ultrajadas en el pasado por un régimen que operaba en beneficio de un grupo reducido obtengan justicia, verdadera justicia. Esta semana quiero creer que las órdenes de aprehensión de Calderón y Peña pueden estar cerca.

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