top of page

La resistencia de la creatividad

Por Ankaret Alfaro

“Todo lo que necesita una mujer para escribir es dinero y un cuarto propio”

Amamos a Virginia Woolf, pero esta frase nos destroza el ser periférico de clase obrera y desempleada. Lo que dice no es ninguna mentira, aunque tiempo después Gloria Anzaldúa explique cómo es la situación para escritoras tercermundistas que no tienen un cuarto propio y mucho menos dinero; para aquellas mujeres migrantas, lesbianas, que se dedican al campo o que tienen tantos hijos que los deberes no les dejan tiempo para la escritura.

La situación está así: soñamos con vivir de lo que amamos hacer, pero la realidad nos llega con golpe que ataranta y desorienta; en el país, más de 700 mil jóvenes de entre 20 y 29 años de edad buscan empleo sin éxito en encontrarlo según El Economista, en el caso de hacerlo, nos encontramos con empleos que nos ofrecen condiciones sumamente precarios si no es que indignas en donde la paga resulta ser mucho menor que el salario mínimo y además, no contamos con los derechos mínimos con los que un trabajador debería contar.

Al aceptar dichos empleos, el sistema nos absorbe y nos convertimos en un engranaje que internaliza la sensación de que no tiene ningún otro valor más que el de producir y vivir para ello. 

“Ser adulto es darte cuenta de…” leo en redes, escucho por los pasillos de la facultad. La mayoría de personas que pronuncian esta oración, la terminan con una frase sumamente desalentadora que hace alusión a que ser adulto es igual a estar triste todo el tiempo por las preocupaciones económicas y el encadenamiento al trabajo. 

Lo cierto es que aquellas compañeras a quienes escucho por los pasillos de la universidad son personas sumamente creativas, muchas de ellas escritoras, ensayistas, poetas, creadoras de arte posmoderno politizado que valdría la pena sacar de los muros de la facultad y enunciar lo que está haciendo esta generación con el estruendo más grande del mundo.


Los impedimentos, claramente, resultan tener que ver con que las posibilidades económicas no les dan para mostrarlo a otro público o que el empleo que tienen les absorbe tanto la vida que terminan olvidando que lo que hacen tiene un sentido y es importante. 

Las preocupaciones de subsistencia nos hicieron olvidar incluso que es nuestro deber exigir condiciones dignas de empleo para que nos permita desarrollarnos profesionalmente si así lo decidimos. Entonces me cuestiono, ¿Qué formas de resistencia creativa podríamos ejercer para enfrentar la precariedad económica? ¿Cómo hacer para recordarnos constantemente no abandonar la lucha por los derechos laborales sin que ésto sea un impedimento para seguir en nuestro trabajo creativo? 

Sin duda las preocupaciones que devienen de las económicas son mucho más complejas, como las enuncia Anzaldúa, cuando también existen impedimentos como la desigualdad en términos de género y raza y la violencia que suponen, que amplifican la imposibilidad de desarrollarnos creativamente. 

Finalmente, lo que queda, tomar como ancla el no olvidar que lo que hacemos es importante, y de esta forma evitar el abandono de nuestro desarrollo y producción creativa. 

  • Facebook
  • Twitter
  • Instagram

©2022 por Revista Columnas. 

bottom of page