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Todo por una estatuilla

Por Bruno Rico Gómez

El día de ayer se llevó a cabo la nonagésima segunda entrega de los premios Oscar en el teatro Dolby en Los Ángeles, California.

Este evento, al igual que muchos otros, se utiliza para definir lo mejor de lo mejor en cuestión al mundo cinematográfico. Pero han pasado ya 92 premiaciones y obviamente la tecnología ha avanzado y por lo tanto la exigencia de los jurados aumenta con el tiempo.

Fue en mayo 16 de 1929 cuando “Wings” ganara la estatuilla a la mejor película en la primera entrega de los Oscars, y desde ese momento  se creó un fenómeno sin precedentes en el mundo. Todos los directores del mundo querían estar ahí y que sus filmes, a los que ven como sus propios hijos, ganen tantas estatuillas como sean posibles. Y no es para menos, una película producida en Hollywood cuesta alrededor de US$ 20 millones por cuarenta días de producción sin contar la edición y los ajustes después de terminar el rodaje.

Sin duda alguna es un trabajo muy caro y demandante pero asumo que poder tener una de esas estatuillas en manos propias ha de ser una de las mejores experiencias del mundo, que por cierto, me gustaría mencionar que las estatuillas emblemáticas también han cambiado en sus 92 años de existencia.

Antes del 2016 las estatuillas se hacían con una aleación llamada britannium cuya composición es estaño, antimonio y cobre que después seria cubierta con una capa de oro de 24 quilates. Un dato curioso es que durante y después de la segunda guerra mundial, la ceremonia se seguía llevando a cabo sin importar los conflictos bélicos que rodeaban el mundo, lo curioso es que las estatuillas dejaron de hacerse con Britannium y se hicieron con metal que sobro del conflicto armamentístico más grande de la humanidad pues la baja existencia de reservas de metales necesarios perjudico a la academia, una vez que se tuvieron las reservas de cobre, antimonio y estaño se les entrego una estatuilla original a cada uno de los ganadores.

Las herramientas para cada proceso de producción de una película son, en la mayoría de los casos, exclusivas y de alto valor monetario como las cámaras que llegan a valores de hasta 50,000 pesos mexicanos, eso sin contar las que tienen tecnologías especiales como el 3D o el 8k. En la pre-producción es cuando más dinero se gasta pues se necesitan los permisos de filmación, las locaciones, las actrices y los actores, la utilería, etc…

Seguido de la pre-producción viene el momento más crítico en todo el proceso,  el proceso de edición es en donde los editores, productores e inversionistas revisan todo lo que ha sido grabado y es ahí donde se averigua si una película es un gran candidato a los oscares o no.

Después vienen los procesos más fáciles, post-producción y distribución, que literalmente se encargan de revisar los procesos anteriores, subtitular, y generar las copias en negativos, CD´s y las copias digitales para los sitios de streaming si es que los contratan para ese tipo de distribución.

Al final y con suficiente esfuerzo y suerte la película podría ser nominada a la mayoría de los eventos del mundo pero todos esperan llegar al pez gordo, los oscares.

Por esta misma razón, es importante combatir la piratería ya que la gente gana dinero a expensas del esfuerzo de los demás. Les recomiendo todas las películas que están nominadas a los oscares pero sobre todo, que tengan la mente abierta para que puedan entender a plenitud el contexto de cada una y que entiendan que detrás de todo ese esfuerzo hay grandes mentes que tratan de revolucionar el cine cada vez más.

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