El equipo de Washington
Por Rodrigo Chávez
Desde hace algunos ayeres que logré tener conciencia política, he ido encontrando cada vez más relación entre las problemáticas sociales y los aspectos de mi vida personal. Hoy puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que todo, absolutamente todo lo que acontece en nuestras vida está atravesado por los aspectos político-sociales. A pesar de que intentemos negarlo de manera rotunda y sistemática, todo tiene que ver y es en sí mismo un acto político. En México existe cierto tabú ante esto y es común escuchar que en la mesa no se debe hablar sobre política, religión y fútbol porque son temas que en sí mismos definen mucho de una persona y puede ser controversia. Pues esta semana para los amantes del football americano en México y en otros países las pláticas en la mesa tienen que ser de football y de política, esto porque durante la semana se desató una serie de presiones económicas por parte de los patrocinadores del equipo de Washington pidiendo al dueño del equipo un cambio de nombre para la franquicia de la NFL.
Luego de los despliegues sociales por el asesinato de George Floyd se ha puesto sobre la mesa de la sociedad estadounidense la charla sobre los distintos tipos de violencia que se viven desde las comunidades segregadas; como ya se ha abordado en distintas ocasiones en este espacio, es claro que la cultura y el idioma son signos de dominación pues desde ellos se puede crear un discurso segregante que termine vulnerando los derechos humanos, pasó en la alemania nazi, pasa en el México clasi-racista y pasa también en la sociedad estadounidense. El football en los Estados Unidos es por mucho el deporte favorito de los ciudadanos, y por supuesto de las empresas que patrocinan el deporte profesional, pero también son, de algún modo, generadores de ideas y pensamientos que llegan a millones de personas en todo el mundo, o como en el caso del equipo de Washington, perpetradores de ideas coloniales emanadas desde el lenguaje y simbología.
César Pineda, sociólogo de la UNAM tuiteó: “El indio americano no existía: los mapuche, aymaras o purépechas, sí. El negro no existía: zulúes, ashantís, yorubas, sí. La clasificación por color de piel es la mirada del poder renombrando a los dominados…” Las palabras de César son importantes cuando vemos, o más bien, repensamos el nombre que recibe el equipo de la NFL, “Washington REDSKINS”. Tomando como punto de partida lo escrito por el sociólogo entendemos entonces que los “pieles rojas” o “redskins” no existen, son una invención lingüística y cultural hecha desde el poder de dominio que tuvieron los ingleses en el territorio norteamericano; por si fuera poco, el logo utilizado por el equipo es el rostro de un “indio” como ellos mismos lo definen. Curioso resulta que se le nombre así a un nativo americano, pues demuestra una vez más la visión de poder. Recordemos que Colón creyó haber llegado a las Indias cuando desembarcó en América.
La controversia sobre si es adecuado o no nombrar a un equipo de manera colonial y eurocentrista no debe quedarse solamente ahí, debemos trascender la simplicidad de este tema y lograr ver lo que se engloba, pues a pesar de que el equipo de Washington declara como “homenaje” el uso del rostro de un nativo americano, podemos hablar también de la apropiación cultural que esto conlleva. Pensemos por un instante, un equipo llamado “redskins”, cuyo logo es un “indio”, dicho de ese modo podríamos no encontrar la apropiación cultural; el problema es que el nombre y el logo son una marca registrada, es decir, genera millones de dólares al año en venta de mercancía, boletaje y venta de alimentos y bebidas, dinero que no beneficia a los nativos americanos sino que se queda en las manos de Daniel Snyder, empresario de origen estadounidense, blanco. Así que el dinero generado por un equipo cuyo nombre y logo aluden a los nativos americanos es disfrutado por un descendiente de aquellos quienes llegaron al continente a provocar un genocidio, y no es exageración, las colonizaciones anglosajonas se caracterizaron a lo largo de la historia por la “limpieza étnica-racial” en los territorios conquistados. Los ingleses consideraban a las tribus americanas como un peligro para sus asentamientos y por tal motivo debían ser exterminados, por mucho tiempo durante la conquista de territorios en América del Norte, los nativos americanos fueron forzados a abandonar sus tierras o a tratar de subsistir asumiendo las nuevas costumbres de los conquistadores.
La idea de que exista un equipo, popular y que busque representar a la capital estadounidense con ese nombre es simplemente insultante, aunque algunos se nieguen a aceptarlo. Es como si existieran los “niggas de Tennessee” o los “Beeners de Nuevo México”. Tanto Nigga como beener son formas despectivas con cargas históricas negativas y en sí mismo violentas de llamar a los afroamericanos y a los mexicanos respectivamente, es una forma en la que se construye la otredad, es un recordatorio constante a los nativos americanos que ellxs no son blancos, no son iguales a quienes robaron sus tierras y asesinaron sistemáticamente a su gente, encima de todo les han convertido a un símbolo de poder y sabiduría en un simple producto más que uno puede adquirir en cualquier presentación y encima, juegan en la capital, en el mismo lugar en el que los hombres blancos declararon que ellos serían los que iban a mandar desde ahí
Por si todo esto fuera poco, en 2016 se realizó una encuesta a descendientes de nativos americanos y miembros de distintas tribus que resisten en los estados unidos sobre el nombre del equipo y el 50% de los encuestados dijo abiertamente estar en desacuerdo, si Snyder estuviera buscando de verdad rendir tributo a estas comunidades y personas les habría escuchado en 2016 cuando la encuesta reveló un descontento hacia la marca. También cabe resaltar que en múltiples ocasiones el equipo ha tenido que enfrentar junto con otros equipos de otra disciplinas juicios en contra de comunidades nativas para salvar sus marcas.
En el 2020, en medio del revuelo provocado por el caso de George, la NFL ha intentado mantener una cara de compromiso con las comunidades segregadas, muestra de ello fue que diversos equipos ondearan banderas del movimiento Black Lives Metter en sus estadios: uno de ellos, los 49’s de San Francisco, al que los aficionados afrodescendientes le recordaron la imposición realizada por el equipo en contra de Colin Kaepernick por sus protestas en el pasado.
Muchos de nosotros queremos simplemente escapar de todos los problemas cada domingo mientras vemos un juego de nuestro equipo y deporte favorito, encendemos la televisión, destapamos una cerveza y simplemente nos dejamos abducir por espacio de unas horas, pero en realidad las personas dentro de ese campo, cancha, ring de boxeo o cualquier escenario son personas, personas que mantienen vivas ideas, ideas políticas y sociales y que nosotrxs como espectadorxs y consumidores podemos generar un cambio, oponernos a la idea de un cambio de nombre para el equipo de Washington no es simplemente decir no a un cambio, es darle literalmente la espalda a las comunidades nativas que no están de acuerdo con que se use ese nombre y encima de eso es validar un discurso de dominación que heredamos hace casi 500 años, nuestra inacción o peor aún, nuestra dolencia porque una marca cambie su logo o su nombre cuando estos son discriminatorios no nos hacen superiores o de piel gruesa, nos hace indolentes, nos hace antipáticos y nos hace parte del problema.
Ser parte de lo otro, de lo no apropiado, lo no bonito, lo no poderoso es lo que hace que las vidas de las personas en las calles corren peligro, ser un “beener, un nigga o un redskin” es no ser un blanco y no ser un blanco en un sistema económico, político y social racista es una condena de muerte, de muerte física, de muerte cultural, de muerte espiritual pero sobre en este caso en específico te hace correr el riesgo de ser una mercancía, de ser una marca registrada que genere ganancias para el que sí es blanco.
Desapegarnos de algo que lleva años existiendo es difícil, mucho, pero cuando analizas a fondo y descubres la violencia que conlleva es más fácil entender por qué está mal, y entonces apoyar el cambio. Los nativos americanos no necesitan un “homenaje”, merecen respeto, merecen ser tratados con dignidad, como personas y que su cultura se respete. El equipo de la NFL seguirá generando miles de millones de dólares, eso es seguro, pero que no sea a costa de aquellxs que murieron a manos de quienes hoy explotan su imagen.
