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Desmintiendo a Thanos

Por Ángel Estrada

Hace unos días tuve una álgida e interesante discusión con unos amigos; les preguntaba si estaban de acuerdo con la idea de Thanos, que es llevar a cabo una especie de “purga” en el universo con fines de equilibrarlo, luego de ver el declive de su planeta en todo ámbito. Todos concluían que Thanos estaba en lo correcto, que su idea de terminar con el 50% de la población traería un equilibrio para la raza humana (si hipotéticamente lo hiciera en la Tierra) y para el planeta entero, con todo lo que ello conlleva: disminución de CO2 y recuperación del medio ambiente, disminución del consumismo, y por lo tanto, de la producción y de la contaminación, mayores ingresos per cápita, disminución gradual y sostenida de la pobreza, más y mejores oportunidades de trabajo para todos, etc.

El asunto con esta teoría es que sostiene que el verdadero problema reside en la población, y deja exentas de toda responsabilidad de la desigualdad, la pobreza y la contaminación a las grandes empresas y al sistema económico que rige al mundo.

El problema, pues, no reside en absoluto en el número de habitantes que existen en el mundo, sino en las condiciones de desigualdad y en cómo está distribuida la riqueza. Para dibujarlo en el imaginario, el 46% de la población mundial — unas 3,400 millones de personas— vive debajo del umbral de la pobreza, es decir, sobreviven con ingresos de entre 5.5 y 3.2 dólares por día (entre 118 y 69 pesos mexicanos). Por si fuera poco, según el Banco Mundial existe un 10% de la población en el mundo que vive en pobreza extrema, con ingresos de 1.9 dólares por jornada (41 pesos mexicanos).

En el otro extremo, según datos de Oxfam recopilados por la BBC, encontramos que en 2017 tan solo el 1% de la población más rica del mundo concentró el 82% de la riqueza total.

Con esto en mente, supongamos que Thanos termina aleatoriamente con el 50% de la población mundial; morirán muchísimas personas en situación de pobreza, pero no todas; lo harán muchas de quienes componen las clases medias, pero no todas; y finalmente, con un margen menor, las que pertenecen a la clase rica, pero no morirá toda la clase rica. De esa manera la composición social, muy seguramente, quedaría distribuida de manera idéntica a como la conocemos hoy: más personas en situación de pobreza, una clase media que sube y baja, y un marginal número de personas ricas que seguirán concentrando 8 de cada 10 dólares producidos por día en el mundo.

A la larga la población crecerá exponencialmente, como lo planteó Malthus y como ha sucedido en prácticamente cada época de la humanidad sobre la tierra, por lo que resultaría una salida fácil e inútil terminar con el 50% de la población para mejorar las condiciones de vida de la humanidad. La solución radica en la necesidad de redistribuir la riqueza, fomentar un desarrollo económico que permee a todas las esferas de la sociedad y a la cual toda persona pueda tener acceso, y que los Estados creen las condiciones para la generación de empleos de calidad, dignos y bien remunerados.

La cooperación internacional resulta un factor importante en esta misión: tan solo 5 países concentran más del 50% de la pobreza mundial: Etiopía, Rep. del Congo, Nigeria, Bangladesh y la India. Los esfuerzos internacionales deben ir enfocados en mediar por la vía pacífica los conflictos bélicos que persisten en África, así como impulsar reforzamientos institucionales que les permitan colmar de capacidades de maniobra a los Estados, sin corrupción pero sin que el eventual desarrollo implique la entrada de transnacionales que vean por su propio beneficio y desangren los recursos de estas regiones.

Por otro lado, me han dicho que con el plan del buen Thanos disminuiría la producción de basura, la contaminación, y por lo tanto, el CO2, pues no habría tantas personas causando tales efectos dañinos al ecosistema, por lo que el planeta tendría una especie de “respiro”. Otra vez hallamos un discurso que criminaliza a la población y le quita responsabilidad a quienes verdaderamente la tienen: las grandes transnacionales.

Eliminar al 50% de la población con fines de cuidar al medio ambiente no solamente mantendría las cosas tal y como las conocemos, sino que podría dar margen de maniobra a las grandes empresas para la utilización de recursos naturales en mayor medida.

Cabe hacer énfasis en otro estudio de Oxfam, que llegó a la conclusión de que el 10% de la población más rica es la responsable del 49% del total de las emisiones de CO2 en el mundo, mientras que el 50% de la población más pobre es responsable de tan solo el 10% de las emisiones de CO2 mundiales

La producción en masa no habrá de disminuir a la par que disminuya la población, porque la producción es controlada por un pequeño puñado de empresarios, que si bien dependen de mano de obra barata, nunca han visto limitantes en encontrarla y explotarla a su conveniencia. Aquella es una lección bien aprendida de las revoluciones industriales; en un mundo desigual regido por un capitalismo voraz, al empresario jamás le faltará mano de obra, pues el despojo y la explotación son dos banderas que sabe ondear en lo alto.

En conclusión, eliminar al 50% de la población no sirve a los fines planteados porque el 50% sobreviviente, con la misma estructura social, seguirá perpetuando un modo de producción capitalista intensivo y extensivo, como lo ha hecho en los últimos siglos. En el mejor escenario, el respiro será de un lustro en lo que la población vuelve a crecer y a repetir el ciclo actual.

Se debe dejar de lado el discurso de la sobrepoblación para justificar el desastre ambiental, y colocar la mirada en el modo de producción capitalista adoptado por las transnacionales y los grandes empresarios.

También es necesario hacer énfasis en que en el mundo se produce mucho más de lo que se consume, y regresar al principio de esta columna, donde señalaba la necesidad de ver que el problema no es que no existan recursos, sino que estos están distribuidos de forma muy inequitativa.

Thanos ofrece una salida muy sencilla, pero a la vez muy incongruente y equivocada. Replica una idea que se centra en la criminalización de la pobreza y que busca ignorar los problemas de fondo: la desigualdad, la falta de sistemas educativos de calidad, de salud, de servicios básicos, de seguridad, de conectividad, de transporte, etc. Es decir, Thanos replica un discurso moldeado por la clase más rica, para la cual la pobreza constituye un problema ajeno que solo es incómodo ante sus ojos.

La salida, aunque se vea complicada, es fomentar el desarrollo económico sustentable, invertir más en tecnología, en ciencia, en salud, en todo lo que pueda provocar que la población menos favorecida tenga acceso a una vida de calidad, a una vida digna. Puede resultar en un proceso lento, según las condiciones particulares de cada Estado, pero es el mejor camino a tomar.

Creo que Thanos podría lograrlo con un chasquido si quisiera.

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