Una guerra sucia.
Por Bruno Rico Gómez.
Antes de leer esta columna háganme un favor y revisen la cantidad de aparatos electrónicos a su alrededor.
¿Cuántos de estos son creados por industrias socialmente responsables? Primero, hay que definir “Empresa socialmente responsable”
Empresa socialmente responsable o ESR: “Es aquella que fundamente su visión y compromiso en políticas, programas, toma de decisiones y acciones que benefician a su negocio y que inciden positivamente en la gente, el medio ambiente y las comunidades en que operan, más allá de sus obligaciones, atendiendo sus expectativas.”
Desde electrodomésticos, vehículos de transporte, pantallas planas y monitores, relojes y cualquier tipo de aparatos electrónicos traen consigo una historia de ensamblaje por ello tienen un número de identificación. Pero hay mucha más historia sobre los materiales que son utilizados en su creación, distribución y almacenamiento.
El Congo y Colombia son los países con mayor cantidad de coltán, compuesto altamente utilizado en aparatos electrónicos y eléctricos como condensadores, si bien ya existen condensadores de aluminio altamente eficientes ¿Por qué crear uno de tantalio, elemento residente en el coltán? Pues una de las cualidades físicas de este elemento es la alta capacidad de almacenamiento de carga eléctrica esto facilitando un diseño de menor tamaño comparado con el de aluminio.
Con un ejemplo tan sencillo como un condensador no es fácil entender la importancia del tantalio pero al ver la cantidad de usos que tiene nos podemos dar cuenta que su valor es muy elevado.
Lamentablemente, esto ha ocasionado guerras en los países con mayor cantidad de coltan, pues los yacimientos se encuentran en zonas boscosas/selváticas protegidas por los países u organizaciones paraestatales.
Y es que no solo sufre la flora y la fauna del país residente, sino que también su población y su sociedad.
¿Cuánto vale tu aparato electrónico con el que lees esta columna? ¿10 mil, 15 mil, 20 mil o menos de 2 mil pesos? No lo creo, pues detrás de ellos existe esclavitud, muerte, sangre, llanto, países completos y todo por un solo elemento para fabricar el capricho de todo el mundo.
¿Realmente lo vale? Pues depende de la vara con la que se mida.
Se invirtió tanto en innovación y tecnología para fabricar esos dispositivos que se volvieron tan comunes que lamentablemente se tuvieron que explotar sus sedes residentes para cumplir con el capricho de la humanidad.
La rutina nos bloquea de los problemas de la realidad, nos sentimos libres pero en las ciudades realmente nos crían para estar enajenados de los problemas actuales que no observamos el daño que nuestra vida rutinaria causa al planeta.
“Combatirse a sí mismo es la guerra más difícil; vencerse a sí mismo es la victoria más bella.” Friedrich von Logau (1605-1655).
