¿A dónde vamos?
Elsa Guadalupe Flores Hernández
Pasan los días y yo no logró entender el miedo que debo sentir para decidir irme de casa a un país que promete una vida de ensueño, no me imagino guardando un poco de ropa y rezando porque el dinero que llevo sea suficiente, no me veo cruzando la frontera a escondidas junto con otras 20 personas quienes respiran mi aliento, no me creo capaz de soportar llegar a un país nuevo en el que soy violada u obligada a prostituirme, no sé si como madre sea capaz de dejar a uno de mis hijos en el camino porque ya no puedo dar más. Pasan los días y yo no logró saber si mis pies caminarían lo suficiente para alejarme de la tierra que me vio nacer y de la lluvia que me calmo la sed.
En los últimos años la migración femenina va en aumento, mundialmente se considera que las mujeres son el 50% de la población migrante, según el Banco Mundial. En México, país que sirve como filtro para la llegada de los migrantes al sueño americano, contabiliza que el 20% son mujeres y niños provenientes de El Caribe y América del Sur. Al principio, los hombres constituían el mayor porcentaje de población desplazada en busca de nuevas oportunidades, sin embargo, el tejido social en diferentes regiones del mundo comienza a romperse orillando a las familias a salir del territorio en busca de una vida, porque donde se encuentran solo se les garantiza la muerte.

Las causas principales por las cuales las mujeres han decidido comenzar a desplazarse son tres genéricas: políticas, económicas y sociales. Desglosadas van desde la falta de empleo, el crimen organizado, guerrillas, persecución política, violencia de género, etc. Se entiende que estas personas huyen a un país que cuenta con una estructura suficientemente estable para proporcionarles lo que elles buscan, por lo cual desean llegar al ¨primer mundo¨. Estas mujeres y niñes desplazades, tienen que enfrentar un sin fin de adversidades para lograr llegar a dónde quieren, muches quedan atrás, otres no logran salir y no hay que olvidar las que mueren en el intento. Hagamos un recuento de las estructuras de poder que cargan: clasismo (por venir de un país ¨pobre¨), adulto centrismo (cuando son niñes o mujeres jóvenes), racismo (al tratarles como inferiores por el color de piel) y machismo (por ser mujeres); si bien ya es un grupo baste vulnerable su entrada a un territorio desconocido y que también sufre de una resquebrajamiento estructural les vuelve un blanco para ser parte de la violencia que se vive nacionalmente. Se tiene conocimiento que las mujeres migrantes buscan desplazarse por rutas alternas que usan los hombres, ellas en vez de usar las rutas de trenes que comúnmente son usadas optan por ser visibles ante la sociedad: pagar transporte, ir en grupos grandes, buscar un lugar seguro dónde pasar la noche, sin embargo, aunque son vistas ¿en qué momento se pierde su rastro? Un día solo son subidas a una camioneta para ser parte de la trata de blancas, para vender sus órganos, para que les sirvan de ¨mulas¨, para pedir recompensar por ellas, para asesinarlas…
Realmente es increíble todo lo que tienen que pasar las personas para llegar al país destino, si es que tienen la fortuna de llegar. ¿Y cómo los recibe el grandioso ¨primer mundo¨? Con guardias que los persiguen y golpean, con centros de refugiados que parecen cárcel dónde los obligan a permanecer mientras les hacen múltiples entrevistas checando que sean dignos de permanecer ahí buscando aunque sea un pequeño error para decir que son unos delincuentes, con empleos mal pagados, con clasismo, con racismo, con las fronteras cerradas.
¿Por qué no entienden que prefieren morir esas personas antes de que los deporten? El primer mundo que nos venden es un disfraz, pues en realidad es nacionalismo, no hay lugar para las mujeres que cosen los vestidos de los presidentes, ni para las niñas que quieren acceder a una educación universitario solo por haber nacido en otro país, ni para los que tienen otro idioma natal. Quieren las puertas abiertas de todos los países para hacer tratos comerciales, impulsar políticas entre naciones y nos escupen en la cara cuando llegamos suplicando que nos dejen pasar porque en casa nos van a matar. Los migrantes no son criminales, son personas con derechos humanos violados, con una patria ahogándose en sangre, con miedo por volver, con coraje porque donde están tienen menos de lo que dejaron en casa.
El problema de la migración está dentro de la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030, y podemos observar cómo es que se sientan los representantes de países blancos junto con todos sus privilegios para decidir qué harán respecto a este tema, me pregunto si a ninguno de ellos se les cruza preguntarle a los refugiados qué es lo que ellos realmente quieren, qué es ser un desplazado. Es un problema tan grande que carece de políticas mundialmente para la ayuda y proyección de ellos en algún territorio extranjero. ¿A caso los que mueren ahogados en las lanchas no importan sus vidas? ¿Los que caen rendidos en medio del desierto no tienen derechos? ¿Quiénes se quedan sin aire no merecen saber que están seguros?
